En Filipinas significa «flor de flores». Su árbol es originario de los bosques tropicales del sudeste asiático y se importó a las islas del océano Índico en el siglo XX. Actualmente, se cultiva principalmente en las Comoras y en Madagascar. Aunque la flor de la Cananga odorata es amarilla, se clasifica olfativamente entre las flores blancas. La destilación de sus pétalos dura hasta veinte horas, pero solo la esencia resultante de las primeras horas sirve para la perfumería, actuando como nota de corazón. Huele a flor blanca solar, potente y empolvada. También tiene inflexiones medicinales, con facetas afrutadas como el plátano maduro y especiadas ligeramente embriagadoras como un lirio.

Hay varias formas de tratar la flor del Citrus aurantium. El absoluto de azahar se obtiene por extracción con disolventes volátiles, y la esencia de azahar se obtiene por destilación al vapor de agua. Pero cuidado, los conocedores lo saben: no hablamos de esencia de azahar, sino de esencia de neroli, después de que la princesa de Nerola lo pusiera de moda en la época del rey francés Luis XIV. El absoluto actúa en el corazón y en el fondo, con notas florales solares, a su vez frescas o embriagadoras, luego melosas y animales. El neroli es mucho más cítrico y floral verde, actuando especialmente en la cabeza y en el corazón. A menudo se asocia con el olor de las sábanas secadas al sol y las magdalenas perfumadas.

De su nombre latino jasminum grandiflorum, el jazmín utilizado en perfumería sorprende por su poder multifacético a la vez floral, anaranjado, solar, pero también afrutado (plátano, fresa, albaricoque), animal y especiado. El jazmín tiene una complejidad sorprendente para ser una flor tan frágil, que debe cosecharse a primera hora de la mañana antes de que el sol estropee su perfume. Solo la extracción con disolventes volátiles permite utilizarlo con un rendimiento muy bajo y, por tanto, de un precio elevado. Su caleidoscopio de matices se funde a la perfección con otras flores, pero también con maderas o acordes ambarinos.

Sus potentes fragancias, narcóticas e incluso incómodas, le han valido durante mucho tiempo una reputación de hechizo: antiguamente, a las jóvenes se les prohibía dar paseos nocturnos por los campos de nardos porque podían perder la razón. Hay que decir que este largo tallo rematado con pétalos en forma de pluma puede seguir oliendo dos días después de su cosecha. Su voluptuoso perfume de flores blancas, obtenido por extracción con disolventes, tiene una complejidad digna de mención: verde, especiado, medicinal con matices frutales amaderados que pueden evocar el coco o el higo. Originaria de México, la Tuberosa polianthes se cultiva actualmente sobre todo en la India y también de nuevo en la región de Grasse, después de haber experimentado un gran auge en el siglo XIX, para luego casi desaparecer.