El árbol de la nuez moscada, que puede crecer hasta 15 metros de altura. Cuando están maduros, los frutos de color amarillo-anaranjado de la Myristica fragrans implosionan y liberan una nuez ovoide, cubierta de pequeños pelos irregulares, denominados macis. Despojadas de esta membrana, una vez secadas y trituradas, estas nueces se destilan al vapor de agua para liberar una nota especiada y seca, similar al de la madera rallada, que recuerda el olor de un libro viejo. Una complejidad que va desde la cabeza hasta el fondo, apreciada entre otros para crear perfumes femeninos, masculinos, amaderados y ambarinos.

Poca gente lo sabe, pero el extracto de vaina de vainilla tiene de manera natural acentos amaderados, de cuero, casi animales. Para suavizar este lado oscuro, Francis Kurkdjian ha recreado su propio acorde de vainilla. Una interpretación más aérea, golosa y ligeramente especiada. El aspecto redondo y envolvente proviene de la vanilina, el principal compuesto olfativo de la vainilla, que también se utiliza como aroma alimentario por su lado especialmente suave y dulce. Este acorde aporta confort y deja una estela tras de sí.

La ginebra inglesa es emblemática por el sabor de las bayas de enebro, con su aroma particular y distintivo. En perfumería, los frutos de la especie Juniperus communis aportan esta misma sensación de frescor. Este arbusto está presente en el norte de Europa y en los Balcanes. Cuando están maduras, las pequeñas bayas negruzcas se secan antes de destilarse al vapor de agua. La esencia obtenida ofrece una nota de cabeza fresca, aromática, especiada pero también amaderada y ligeramente resinosa. Se encuentra en las colonias, en los perfumes de hombre y en algunos perfumes de mujer; Francis Kurkdjian también la utiliza para amplificar ciertos efectos florales, entre otros, el de la rosa.

Aunque existen multitud de maderas ambarinas, todas tienen en común que aportan potencia. La paleta de tonalidades posibles es tan amplia como la de los almizcles. Algunas sustituyen a los efectos animales que se utilizaban antes, en especial, el del ámbar gris, una secreción del cachalote. Cada uno de los principales proveedores de materias primas ofrece su propia madera ambarina desarrollada sintéticamente. Se denominan Ambroxan, Ambrocénide, Cetalox o incluso Cashmeran. El acorde de madera ambarina de Francis Kurkdjian combina estas notas sintéticas con ingredientes naturales como el pachuli, el sándalo, el cedro y el vetiver. Contiene múltiples facetas, potentes, secas, envolventes y ascendentes. Sus ingredientes potencian la estela y la duración de un perfume.

No es raro cruzarse con esta pequeña hierba aromática en nuestros jardines. El Coriandrum sativum ya era apreciado en la Antigüedad. En perfumería, sus hojas dan una esencia muy particular con notas verdes muy metálicas. Son las semillas destiladas al vapor de agua las que se utilizan habitualmente. La esencia obtenida es fresca, cítrica, ligeramente pimentada y muy floral, con un efecto cercano a la fresia. Francis Kurkdjian percibe incluso un efecto solar debido a la presencia de linalool.

Extraído originalmente de un ciervo almizclero del Tíbet, el almizcle natural está prohibido en la perfumería desde 1973. Las moléculas sintéticas destinadas a sustituirlo aparecieron a finales del siglo XIX, por lo que hoy en día existe una amplia gama de notas almizcladas cuya amplitud olfativa varía entre las facetas afrutadas, amaderadas o animales. Los almizcles son principalmente notas de fondo muy persistentes y relativamente poco volátiles. Se han utilizado mucho en los detergentes y en los suavizantes para la ropa, motivo por el cual se denominan comúnmente almizcles blancos, porque evocan el olor de la ropa de cama limpia y algodonosa, una sensación de suavidad y confort que se adapta a todo tipo de perfumes. Con su inimitable suavidad, muy apreciada por el público en general, las notas almizcladas forman parte hoy en día de la gran mayoría de los perfumes femeninos y masculinos.