El que se utiliza en los perfumes se llama cypriol, un primo del papiro, y también perteneciente al género Cyperus. Esta planta herbácea crece en las orillas de los ríos, especialmente en la India. Las moléculas fragantes se encuentran en sus raíces, que primero se secan antes de destilarse al vapor de agua. Su esencia exhala una madera potente, seca, ahumada y terrosa, en el estilo del pachuli. El cypriol se utiliza a menudo para reconstituir un acorde de madera de oud o para reforzar sus notas amaderadas y ahumadas. Aporta fuerza a algunos perfumes masculinos.

Sus altos tallos realzados con flores amarillas y blancas que se asemejan a pequeñas margaritas son familiares en Europa, en especial, en los céspedes o en las orillas de los estanques. Esto se debe a que a esta planta le encantan los suelos arenosos; además se cultiva mucho en las regiones mediterráneas. Aunque existen muchas variedades, la planta ya era conocida por los griegos, quienes le dieron su nombre, «chamos», que significa arena, y «melos», manzana. La destilación al vapor de agua de los tallos floridos de la Chamomilla Matricaria produce una esencia con notas aromáticas, florales, así como afrutadas de manzana. El color azul índigo de su esencia se debe al azuleno que se encuentra en su composición.

En perfumería solo se utilizan dos variedades de rosa por sus cualidades olfativas: la rosa de Damasco y la rosa de Provenza. La rosa Damascena o rosa de Damasco seduce por su muy característico perfume meloso y ligeramente especiado. Originaria de Persia, esta variedad tan antigua es la más utilizada en perfumería. Actualmente se cultiva principalmente en Bulgaria, Turquía o Irán. En función de los distintos métodos de extracción utilizados, se obtienen diferentes productos perfumados, como el agua de rosa, la esencia de rosa y el absoluto de rosa, todos ellos con características olfativas muy diferentes. El aceite de rosa se obtiene por destilación al vapor de agua. La calidad procedente de Bulgaria tiene acentos afrutados con tonos de pera, lichi y frambuesa.

El poder y la complejidad de su perfume, leonado, amaderado, a cuero, ahumado y meloso, solo es igualado por el misterio de su creación; muy aleatoria ya que depende de la infección por un hongo de un árbol del sudeste asiático también denominado madera de agar (Aquilaria) Solo los especímenes enfermos producen una resina aromática que se destila para obtener una esencia. Figurando entre los ingredientes más codiciados, es también uno de los más caros, lo que lleva a la cosecha furtiva. Por eso, Francis Kurkdjian eligió un oud producido según los principios del comercio justo y sostenible. Este combina sus atronadoras notas con intensas flores, especias y otras maderas para una estela cautivadora.