Las notas amaderadas incluyen maderas cremosas como el sándalo, la madera de amyris, las maderas más secas como el cedro o las notas terrosas como el vetiver o el pachulí.

Las flores son múltiples: La rosa Centifolia y su nota central empolvada y meliflua, las notas florales y afrutadas del jazmín, las facetas gustativas y solares de una flor de azahar o las notas florales aéreas arrastradas por el viento.

La frescura puede manifestarse de diferentes maneras: la idea del agua, de un cielo muy azul, la cáscara de los cítricos, las flores frescas con un aroma aéreo, un toque de almizcles blancos.

Las notas especiadas incluyen tanto las notas intensas y frescas de la pimienta, el cardamomo, las tonalidades cálidas y profundas del comino o la canela, e incluso las sensaciones metálicas del azafrán.

Las notas deliciosas se manifiestan igualmente a través de la sensualidad de la vainilla, la untuosidad de una pastelería dulce o la sensación ácida de los frutos rojos como la grosella negra o la frambuesa.

Un deseo de descubrir algo nuevo, notas que no se correspondan necesariamente con lo que uno cree que le gusta o quiere llevar, algo inusual.